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Muebles a la medida de Albacete

Domingo, 10 Abril 2011
La industria aguanta, aunque han desaparecido puestos de trabajo
La industria albaceteña del mueble mira al Levante. De allí llegaron, con experiencia laboral bajo el brazo, los pioneros que introdujeron la actividad en localidades como La Gineta y Montealegre del Castillo, y la relación sigue hoy con proveedores y mediante provechosos intercambios comerciales que mantienen vivo el corredor Albacete-Comunidad Valenciana-Murcia.
 
Balazote, Almansa, La Roda o Barrax son los otros polos de la fabricación albaceteña, que incluye desde artículos tradicionales como sillas de enea, mesas camilla o tarimones a sofás y colchones, muebles de línea moderna o el subsector de las cocinas, en el que se entremezclan grandes empresas, pymes y autónomos, ligados éstos últimos, fundamentalmente, a talleres de carpintería que trabajan por encargo.
 
El sector está capeando la crisis con esfuerzo y, aunque las ventas han bajado considerablemente, se buscan nuevas alternativas para animar al consumidor, según explican desde la Asociación de Empresarios del Sector de la Madera.
 
El presidente de esta entidad integrada en FEDA, Perfecto López, señalaba que el mueble, como todo lo relacionado con el hogar, ha estado muy ligado a la construcción de obra nueva, que transita ahora por las vías de la reforma y la rehabilitación.
 
Los socios de la entidad que preside López, cerca de 200, llegaron a generar, en tiempos, más de 2.500 puestos de trabajo, cifra que se ha recortado hasta los poco más de 800 actuales. Las fábricas, sin embargo, mantienen el tipo sin echar el cierre, como ocurre en La Gineta.
 
El alcalde de este municipio de 2.600 habitantes, muy próximo a la capital y bien comunicado gracias a la autovía A-31 que une Madrid y Alicante, comenta que sólo una empresa de la localidad ha emprendido, en los últimos tiempos, un expediente de regulación de empleo, mientras que las demás continúan con más o menos dificultades.
 
Según el primer edil, Antonio Belmonte, unas 22 fábricas funcionan en su pueblo en la actualidad, algunas aún en el casco urbano, jalonando la entrada principal desde Albacete -la calle Camino Real-, y otras ya instaladas en los polígonos Torobizco y Garysol.
 
La industria de la madera y la fabricación de muebles de diferentes estilos comenzó a principios de los años cuarenta de la mano de Juan García Rausell, un artesano originario de L'Olleria, en el sur de la provincia de Valencia.
 
En plena posguerra, este hombre se trasladó con su familia a La Gineta e inició la actividad que mantienen sus nietos a través de las firmas Muebles Atiénzar e Inpamar.
 
Una placa en la calle Santa Ana, fechada en mayo de 1972, y una calle con su nombre en el polígono Garysol muestran el reconocimiento del municipio a la figura de García Rausell. «Se instaló y enseñó el oficio a medio pueblo», relata su nieto José García. La primera fábrica abrió en la calle Colón, y luego en la citada Santa Ana.
 
De chopo
 
La estrella de su labor fue la «típica silla de chopo sin barnizar», con el asiento de enea o anea, planta que traía de otros enclaves castellano-manchegos como Alcázar de San Juan o Villarta. Era típico entonces, en la casas, que las mujeres, «mientras hacían las cosas de la casa y criaban a los hijos», se dedicaran a 'ensoguear', es decir, a trenzar los asientos que en la actualidad, cosas de la globalización, se traen hechos una pieza de China.
 
«Aquí se empezaron a hacer con máquinas, pero por el precio que cuestan compensa más importarlos, y fíjate que hay que pagar los portes del transporte marítimo, pero aún así resulta más rentable», relataba José García en el despacho de su empresa Inpamar, con tres personas trabajando y de la que salen, al año, 7.000 unidades de mesas y sillas, que vende a mayoristas y almacenistas de Castilla-La Mancha, Andalucía y Comunidad Valenciana.
«La crisis no se ha notado muchísimo pero ya empieza a tener efectos, porque las ventas cada vez bajan más». Sin embargo, este profesional no ve mal el futuro del sector: «Todos estamos aguantando y eso que la crisis es muy dura, pero en La Gineta no ha cerrado ninguna fábrica».
 
Dice el alcalde que los fines de semana los espacios que concentran a las industrias del ramo, muchas con exposición y venta directa al público, parecen «una feria» por el trasiego de coches y potenciales clientes.
 
Grandes superficies
 
Y es que, pese a la proliferación de grandes superficies en la capital albaceteña y a la instalación de cadenas especializadas, como Leroy Merlin -se llegó a hablar, incluso, del desembarco del gigante sueco Ikea-, el mueble local mantiene su tirón.
 
José Ramón Belmonte, de Muebles Corsabel, está relativamente recién llegado al sector y se toma la competencia con filosofía: «No puedes pretender que salga el sol sólo para uno». En su empresa, que también suministra a otras provincias como Valencia, Alicante y la comunidad murciana, han llegado a ser 12 personas trabajando, y en la actualidad son nueve, «que no son poco», señaló, para como están las cosas.
 
Indica que frente a los grandes ellos tienen otras armas, como los acabados, el montaje o incluso el asesoramiento previo en interiorismo y decoración.
 
Hay piezas, además, que es difícil encontrar en las tiendas convencionales. Es lo que ocurre con los tarimones -las bancas o antiguos sofás castellano-manchegos- que fabrica José Atiénzar, también en La Gineta.
 
Pese a que la actividad «ha bajado un 80%», de sus instalaciones siguen saliendo estos hermosos muebles realizados a base de pino nacional y de importación, y que han vivido un 'revival' como elementos decorativos en establecimientos de turismo rural y segundas residencias de estilo rústico.
 
La necesaria convivencia con las grandes superficies no sólo afecta a la venta directa, sino que se dan casos de colaboración con la industria local. Sobre este asunto, José García afirma que suministrar a los grandes «es interesante porque vendes mucha producción, pero se hacen contigo y te controlan, diciéndote hasta el precio al que tienes que vender».
 
«Al consumidor le vienen bien porque tienen buen precio», añadía este empresario, que tiene claro que, para el sector, «es más importante que haya muchos pequeños fabricantes» y no una gran concentración.
 
Tapizados
 
Más reciente que la tradicional industria de las sillas en La Gineta es la de sofás y tapizados en Montealegre del Castillo. El alcalde de este municipio, Sinforiano Montes, que lleva desde 1965 revalidando su cargo, lo sabe bien. Explica que hace unos 25 años que comenzó a proliferar la actividad, gracias a un emprendedor que había trabajado en las fábricas de la vecina Yecla, en Murcia, ubicada a apenas una treintena de kilómetros del municipio albaceteño.
 
En la actualidad se contabilizan en Montealegre unas 20 fábricas de sofás, 14 empresas auxiliares dedicadas a realizar el esqueleto de madera o metal y la gomaespuma y dos fábricas de muebles, relata el alcalde, quien calculaba que en torno a un millar de familias, no sólo de su pueblo sino de otros cercanos como Almansa o Bonete, viven del negocio.
 
Pese a la crisis «ninguna fábrica ha cerrado», y algunas, incluso, «han tenido que contratar más gente porque han aumentado sus pedidos».
 
La empresa de Ángel Martínez, Divani Star, es una de las que puede presumir de seguir en la brecha pese a la mala coyuntura económica. Fue la primera firma de mueble tapizado que se instaló en el polígono industrial Los Molares, y tiene en plantilla a 40 personas, con una producción de unas 20.000 unidades al año.
 
Martínez explica que no sólo distribuyen en tiendas de toda España sino también en Francia, Grecia e Italia. Están introduciéndose, además, en el mercado ruso, gracias al programa PIPE (Plan de Iniciación a la Promoción Exterior) de la Cámara de Comercio, y no faltan a ninguna de las grandes ferias del sector, ya sea Valencia, Milán o Colonia.
 
«Hay que salir fuera aunque eso implique transformar tu producto al gusto de los consumidores de otros países», señaló este profesional, que decía que los españoles «prefieren que el respaldo recoja los riñones y la cabeza».
 
A su juicio, los sofás están resistiendo mejor la crisis que el mueble, al igual que los colchones, porque se trata de productos que en los hogares se cambian más a menudo debido a su función de descanso. «De momento se aguanta como se puede, pero hay empresas que están sufriendo problemas de cobro».
 
Indicó que, a su juicio, otras provincias con tradición en el sector «están sufriendo más que Albacete», y comentó que diseño, innovación y calidad son claves: «Tienes que tener una marca en el mercado, porque eso es lo que te diferencia del resto».
 
Fuente: laverdad.es
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